¿QUÉ HAGO AQUÍ, EN LA ULTRAMANCHA?
No, no estoy en las islas británicas. Solo que para llegar a mi casa he de atravesar tres horas de un paisaje áspero y poco contrastado como es el de la Macha. Nada en contra de los manchegos salvo la sobrevaloración de su queso. Es más, puesto que son castellanos, son mis hermanos manchegos. Pero como en muchos otros lugares de esta Castilla común, las miles de "razones" históricas para deforestar (sobre todo la necesidad de tierra de labor, pero también los prejuicios y los conflictos armados navales) dejaron este territorio en una forma que al interponerse entre mi destino y mi origen se me antoja semejante a un mar. Al menos he de hacer cinco horas de navegación por la A3 antes de alcanzar Alicante, el lugar de mi exilio económico, mi bendito pan. Y el lugar donde se concitan todos mis vínculos de prisionero. Pero como Quijano que soy por parte de madre, y también castellano, sigo la ruta de Mio Cid, con quien comparto cuna, hacia el más allá de la Mancha, sabiendo que cada legua que hago me lleva a una esperanza que está más allá de mi mismo, más allá de la gente que abandonó mi tierra, que es toda mi generación. Hay muchos exilios en este paisaje de mi memoria, donde vago buscando ganancias insulares en medio de la apalambrante solanera que sólo aplaca algún botijo y la ocasión de medirse con algunos de los miles de desaforados aerogeneradores que por aquí menudean.
jueves, febrero 22, 2007
Sobre la bounty: otros motines y Naufragios
Publicado por Gustavocarra en 4:34 p. m.
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