Hemos llegado a un punto en que no podemos eludir el tema. Cuando los pioneros se encontraron los grandes espacios abiertos, las praderas y una nueva frontera en que los recursos eran virtualmente inagotables, era fácil e incluso lógico ser liberal y capitalista. En una economía de mundo lleno con serios desafíos como el inminente agotamiento de los recursos energéticos y otras materias primas, las cosas no son tan idílicas. Para empezar, cada ser humano lleva en la mochila al nacer un bagaje consistente en terreno vivo que es antropizado, es decir puesto al servicio por y para el hombre. Se da la circunstancia de que la población total está alcanzando rápidamente no sólo el límite de carga para el cual no es posible ni se garantiza el futuro mantenimiento de los principales biomas del planeta, sino que la población es un contaminante que amenaza de forma directa la existencia en si de la propia especie. Antes que eso, sin políticas demográficas es imposible la sostenibilidad de la economía, ni las políticas de desarrollo a todos los niveles, ni la regulación de flujos migratorios, ni nada de nada.
El control demográfico por parte de la sociedad en cualquiera de sus formas de organización (lamentablemente suele ser el estado) es ya un asunto de supervivencia. En este mundo lleno el potencial reproductivo de la humanidad es un recurso de la humanidad en su conjunto más que un derecho libérrimo de los individuos. Las formas en que este potencial debe ser regulado sobre la voluntad de los individuos debe ser lo menos coactivo que se pueda dentro de la suficiencia. Pero dado lo urgente del tema, éste último es el parámetro clave: la suficiencia y adecuación de las medidas de contención. Una de ellas es, sin duda, refutar, rechazar e incluso encausar a aquellos que nos ponen en peligro a todos promoviendo una natalidad ilimitada y estigmatizando a aquellos que optan por la paternidad responsable. En concreto, me refiero a determinadas corrientes religiosas. Si otro tipo de presiones fallaran, sería necesario hacer uso de la sanción.
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