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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


miércoles, noviembre 26, 2008

Filamentos y metáforas



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Denez Prigent y Lisa Gerrard: Gortoz a ran. Idioma:Bretón.

Hoy he asistido a una conferencia de George Smoot, premio Nobel de Física en 2006 por sus trabajos de investigación en la radiación de fondo de microondas del universo. Fue una conferencia bastante asequible y amena en la que no faltaron retazos de fino sentido del humor. Nada nuevo, salvo algunos audiovisuales animados en los que se evidenciaba la correspondencia de las anisotropías observadas en el fondo de microondas con la distribución de la materia ordinaria en el universo. Lo que me llamó la atención fue que la disposición de los objetos recuerda muchísimo a una red cortical de microfilamentos de actina hasta en detalles sorprendentes. El propio Smoot, consciente de ello hizo una observación al respecto. Inmediatamente se me disparó la imaginación, guiado por las palabras del conferenciante, buscando fenómenos de organización en fluídos que pudieran explicar ambos patrones. Smoot también especulaba con las interacciones dinámicas de cuerpos girando a través de gases y yo pensaba en regiones viscoelásticas al rededor de los puntos de contacto entre haces. Finalmente sacó una fotografía de uno de esos puntos de máxima densidad en la confluencia de filamentos cósmicos y Yo veía ancirinas, gelsolinas...

En fin, pura y dura metáfora. No debemos creer mucho en esto. Algunas nubes se parecen al mapa de Irlanda. Las metáforas son para disfrutarlas, no para creérselas. El arte es puro disfrute. Pero si que es cierto que uno elabora hipótesis tanto más potente cuanto mayor es la capacidad de pensar lateralmente y especular. La ley de la relatividad fue concebida imaginando que una persona estaba montada en un rayo de luz.

Las inhibiciones, aunque necesarias, no son buenas en el proceso de elaboración de hipótesis. Los teóricos más grandes han sido personas desaliñadas, multifacéticas, frecuentemente caóticas y totalmente independientes del efecto que causaban en su entorno. Después llega el momento del rigor, del absoluto, inmisericorde y terrorífico rigor. Tanto Darwin como Newton tuvieron sus trabajos, creados en la más saltarina y florida de las fases creativas en sus correspondientes cajones sin ver la luz durante más de una década, debido a la observación continua de los vacíos existentes y el pudor intelectual.

Es una constante, ambas fases están indisolublemente vinculadas, y noto esa misma circunstancia en mi mismo: la incapacidad de explicar a los demás aquello que has elaborado, la tensión del equilibrio entre tus necesidades creativas y las interacciones con los demás, la soledad y la necesidad, a veces frustrada, siempre frustrada, de recibir eco y apoyo. La imposibilidad de acoplar momentos. La gloria y la euforia de cuando se acoplan...

El trabajo científico no es muy diferente a buscar metáforas. Sólo que está sujeto al fastidio de su formalización. Parece que la burocracia de formalizar hace que pierda el lustre, es como enamorarse para pasar a la lista de la compra y la revisión de facturas: inevitablemente tu atención salta a otra cosa, y guardas en el cajón aquello que te pudo desde lo más profundo, hasta que un amigo te lo saca y pide que a toda prisa lo publiques por razón de la preeminencia, que maldita la necesidad que se tiene de eso.

Gracias, George.

martes, noviembre 25, 2008

La inmortalidad

Mein Engel, mein alles, mein Ich. - nur einige Worte heute, und zwar mit Bleystift erst bis morgen ist meine Wohnung sicher bestimt, welcher Nichtswürdige Zeitverderb in d.g . - warum dieser tiefe Gram, wo die Nothwendigkeit spricht -
Kann unsre Liebe anders bestehn als durch Aufopferungen, durch nicht alles verlangen, kannst du es ändern, daß du nicht ganz mein, ich nicht ganz dein bin - Ach Gott blick in die schöne Natur und beruhige dein Gemüth über das müßende - die Liebe fordert alles und gantz mit recht, so ist es mir mit dir, dir mit mir - nur vergißt du so leicht, daß ich für mich und für dich leben muß, wären wir gantz vereinigt, du würdest dieses schmerzliche eben so wenig als ich empfinden

Ludwig van Beethoven, Carta escrita en la mañana del 6-7 de julio, probablemente de 1812.



Barajando varias opciones para ilustrar este título, al final me he decido por las escenas de Immortal Beloved con música de Evanescence. Es un homenaje a la inmensa fuerza, el coraje, el equilibrio y el saber volar en el sitio de mi prima. También es un homenaje a una familia céltica, con profundas raíces en la tierra a la que tengo el inmenso privilegio de pertenecer. Y llevando el hilo de lo que aquí nos ocupa, la evanescencia (la insoportable levedad) se hace más llevadera sabiendo que algún día me cubrirá esa tierra, apilado hueso con hueso con aquellos que la dieron forma antes que Yo. Tal vez con una ramita de esos manzanos centenarios que aún tenemos escriturados con servidumbre de paso. Así es hermoso. Así, si.

Pero no oculto que persigo la inmortalidad. Sería un desperdicio y una estupidez no hacerlo. Aventurar la vida por menos es no tener ni idea de lo que vale. Mi tesis sobre el envejecimiento, la posibilidad de ser más que humanos, desafiar a Dios, alzarnos en una torre de lenguas y conocimientos hasta hacerle pagar tanto y tanto sufrimiento. Vengar a Prometeo.

No encuentro otra forma de elevación, de empequeñecer nuestras cuitas cotidianas animales, que una vida dedicada a la encarnación de la hybris. Tal vez por eso tenga tan poco tiempo. Pero tengo los genes de una familia celta en la que Carlomagno confió. Y poco más.

domingo, noviembre 23, 2008

Poemas de juventud y la Mozarthaus



Radetzky, Lou Andreas-Salomé, Robert Musil...

Fue un Grand Tour hacia mi mismo... siempre lo es. Lo que no sospechaba es que aún no ha terminado. Hace tiempo leí "Viena infame y genial" de Joachim Riedl. Enlazo aquí, muy oportunamente, el comentario de Luis Antonio de Villena, a quien mando un afectuoso saludo. Poco recordarás de aquella noche de intensa conversación en la que tuve el placer de acapararte para desesperación de Salomé. Es una maldición: siempre me pasa. Si tienes interés por saber como acabó la historia, te diré que por momentos se parece a la ópera de Richard Strauss, o mejor, a la obra de Oscar Wilde, de la que tanto hablamos la noche del Gato Negro, aquella compañía de brujas y malos presagios que se cruzó en nuestro camino. Al bautista, el precursor, le cortaron la cabeza. Herodes siguió haciendo judiadas, Salomé acabó en la misma ciudad donde acabó Lou Andreas (que extraña que es la vida, señor) y Yo, que aún no he salido de la maldición de aquella noche, continúo viajando y sin entender nada en esta vida de opereta. En un arrebato me hice una burrada de kilómetros visitando todos los territorios de Kakonia y finalizando en Solferino. Pasé por Viena, hice noche en Marienshilfe y procuré evitar la Mozarthaus. Y lo peor de todo: un extraño personaje, un holandés, coincidía con nosotros de forma absolutamente casual en varias ciudades: el holandés errante, tal vez mi trasunto. Acabé, como Tú, en la enseñanza, eligiendo Villena como mi primer destino.

Luis, ya se ve el final del viaje. Ya veo las llanuras de Valladolid, llenas de niebla y confusión, pero no me engaño: estoy llegando a casa, lo sé. El sortilegio ha prescrito, las nieblas de Valladolid se dispersarán, y me espera mi padre (mi capitán) interesado para que su hijo le complete la vida con sus relatos. Y para ello no tengo casi que moverme del sitio. Ah, Ítaca.

Déjame visitarte algún día, tal vez en el Café Gijón. Entre tanto, reproduzco un poema mío de aquellos entonces. Me lo han pedido, allá cada cual...

Canto a mi mismo (que no soy Walt Whitman)

Canto, leve la voz, y digo que es hombre,
de corazón, argivo y divino, flor de asedio,
y por demás tierno
de emoción, y se nota, y se advierte
apenas le es dado abrir los ojos.

Cántome, cabellos de capricho, a esa
endeble funda de mi cuerpo débil
conózcome del fuste mil historias
y otras tantas cicatrices
por llevar mejor la cuenta.

Canto a la monodia cotidiana
que me abriga y parapeta
y sentido otorga al sentimiento
y hace alquimia con el aire.

Canto a mis pasos, de justa indumentaria,
hasta en invierno,
a ese temerario afán de comprender,
a la proa veleidosa
de este canto rosarial de lunas agotadas.

Alboroto de pardales
de tus labios
de la perpetua memoria, del cristal
de minúsculos clamores
como colores de un poncho
que sobre la piel tiende
el incordio indispensable de la lana.

Canto al ánimo bastante
que me ocupa a duras penas la jornada
a las armas y varones
que hospeda mi corazoncito argivo
y a la Helena imposible
arrojada de mis brazos, débiles cañaverales
tan verdes y baratos.

Como las caricias, y el amor que me sacaron.
Como el cajón donde reposan, vivas y anhelantes.
Como este canto que es cuanto, Yo, que guardo.




La degollación de San Juan, de Bartłomiej Strobel, Pintor polaco de la escuela checa, uno de mis favoritos en el Museo del Prado, que aún aguarda a que alguien cree su artículo en wikipedia.

Actualización

Aurora me ha llamado y me dice que aún conserva grabada la entrevista que hicimos a Luis Antonio de Villena. Documento histórico, sin duda. Tengo ganas de oirlo.