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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


miércoles, enero 23, 2008

Acunado por el suave ritmo de Yeats, reflexiono sobre la existencia del limbo

A man does what he must
— in spite of personal consequences,
in spite of obstacles and dangers,
and pressures — and that is the basis
of all human morality.

Profiles in Courage(1956) John F. Kennedy

El desmayo me muestra su ardiente rostro, su veneno lame mis fuerzas y disipa el vigor en una bruma límbica. Mejor así. Sin referencias literarias. Sin novedades discográficas. Sin fotogramas memorables. Sin rutilantes programas artísticos. Sin conversaciones estimulantes. Nada.
He dejado todas estas preseas en un rincón y avanzo despojado, sin lastre añadido a la ya enorme carga, avanzando al límite de mis fuerzas por la zona muerta. Hasta el anhelo de coronar la cima es un parásito que no puedo permitirme. A veces, tanta autoconsciencia y tanto sacrificio lo llaman codependencia. Sin embargo, si yo encontrara la forma de liberarme, lo haría, sin pestañear. El problema es que no hay forma de hacerlo sin dejar a una persona vulnerable e indefensa a su suerte. Nadie me reprocharía nada. Es más, no encuentro más que ánimos e incluso tremendas presiones para tomar una determinación. Por mi parte he sometido a mi cerebro a una profilaxis contra la desesperación. No hay atajos posibles, se ha debe hacer lo que se debe hacer. El triunfo será, cuando me libere, la sensación de contemplarme sabiendo que, mi mayor riqueza es que puedo decir de mi mismo que soy una persona honorable. Y el honor no tiene otro patrón ni otra medida que el cumplimiento de el deber, a saber, el deber de auxilio hasta el límite de las posibilidades. Aunque a veces sea tan demoledoramente difícil. Pero solo tenemos una vida y por tanto, una sola ocasión para hacer de este efímero transito algo bello. No es santurronería, es, simplemente, cuestión de inversión en valores. De los que valen.