Evo Morales y Abya Ayala

Es inevitable sentir un escalofrío de miedo al ver las decisiones que toma Evo Morales, pero no porque no sean acertadas. A mi entender, en realidad se quedan cortas. Es por su desenlace y su eficacia por la que contenemos la respiración. Cuando los apóstoles de la doctrina liberal más ortodoxa bramaban desde los púlpitos del FMI consignas por la apertura de la economía, y desde la universidad de Las Vegas se deliraba en Utopías privatizadoras que alcanzaban hasta las calles, nadie tenía miedo de que el fracaso de las medidas de liberalización conllevaran un franco desprestigio del liberalismo como solución al subdesarrollo y modelo infalible y matemáticamente demostrado de máxima eficiencia. Aquí inserto una sonora carcajada seguida de una profunda depresión porque semejante infundio está instalado en el convencimiento de demasiada gente. Una vez sufrido el ataque de ultraciclotimia, tengo que decir que lo inverso si que es cierto.para ellos: que el fracaso de modelos de colectivización de la economía descalifica la idea de economía colectivizada. Creo que la propiedad pública de los medios de producción no sólo es un ideal, sino la única respuesta posible a una economía de mundo lleno. Y lo creo por un símil con las poblaciones de pioneros (estrategas de la r) y especializados (estrategas de la K). Las economías socializadas son más eficientes porque se ahorran los costes de intermediación, que en nuestra sociedad son cuantiosísimos. Pensemos en los financieros, publicitarios, agentes comerciales, y todo su equipo de soporte, cuantos recursos y fuerzas de trabajo acaparan.

El problema de Evo Morales es la tendencia de los líderes de américa latina a la simplificación y al realismo mágico. Y el hecho de que a lo mejor, vía corrupción o enfrentamiento bélico, la utilidad de los hidrocarburos acabe revirtiendo de cualquier modo sobre los países ricos. Estoy de acuerdo con el recurso a los 500 años de dominación como fuente de exigencia de una indemnización. Pero sería necesario no simplificar tanto y exigir cuentas con una contundencia aún mayor a los responsables de la estructura social que siempre ha condicionado la marginación de los indígenas, que no es otra que la de sus propios criollos. Los criollos fueron los responsables del genocidio indígena en Argentina, al contrario que los españoles que al menos en el caso de mis antepasados Torres y San Martín, intentaron hibridar la cultura autóctona con la tecnología occidental en las reducciones. Ya conocemos el vigor híbrido. Los criollos deben reconocer también su (gran) parte de culpa, o estaremos enmascarando la verdad y perpetuando gran parte del problema. En cualquier caso, asumo la reivindicación de llamar al continente americano como "Abya Ayala" o "Abya Yala". El derecho de poner nombres a las tierras y lugares corresponde a los nativos.

Deseo a Evo Morales mucha suerte de corazón y que le asista toda la sabiduría posible. Por el bien de todos. Sabemos que el desarrollo y la promoción de un pueblo es una tarea ingrata, jalonada de zancadillas, de prisas y de exigencias. Pero sobre todo, parece un hecho establecido que la presidencia de un país es una tarea que supera las posibilidades psicológicas del individuo y conduce fatalmente a la demencia. Desde la bitácora de Don Quijote le sugerimos un tipo más inocuo de trastorno mental del que solo tienen que temer los molinos de viento. También le deseo suerte en su lucha con los más pobres al padre Castellanos, agustino que renunció a la mitra episcopal de Palencia, mi ciudad, para trabajar como cooperante en Bolivia.