Herr, mein Augen sihet das haus des Maurers
und den Schmerz der Welt genau
und weiss sich nicht zu helfen
wie der Baum im Winter
der mich schweigend fält
Mein Wort mein Glück mein Weinen.
Thomas Bernhard, in hora mortis
Dije que no iba a hablar de Wikipedia, y no lo voy a hacer. En realidad voy a hablar de alguien que ironiza de si mismo y como Simone de Beauvoir se recrea en las volutas de un incienso, a medio camino entre la interdicción y el simple ejercicio postural del mandarinato. Bambusoideae.
Desde luego que no voy a hablar de Wikipedia. Voy a hablar de que, después de todo, me regodeo en que mis intuiciones son correctas, porque la combinación de matemáticas y Jazz no son nuevas para mi. Y eso me lleva a mi siguiente conclusión: La pretendida "real life" solo vale para aquellos que se quedan en la superficie. Por eso Yo, ni me molesto...
Voy a hablar de Pedro. Voy a hablar de que es un excelente y sorprendente tipo, aunque Yo ya lo sabía, y eso no significa para nada que vaya a apoyarle incondicionalmente ni nada de eso, pero que sí que me alegro de haberle conocido y en algún aspecto, admirado.
Y el sahumerio que llega con Juan de Alvarado y compadres con algún que otro trago de Souzas y un baño gélido en un cenote acaba confundiéndose con bisectrices radicales y perfectas al son de ¿Milton Nascimento?
Ánimo, Pedro. Sólo necesitamos un poquito de paciencia. O de pulque. O de humo. Al fin y al cabo, estamos en casa ¿No?
martes, julio 15, 2008
El perro que ladraba a los astros
Publicado por Gustavocarra en 12:32 a. m. 0 comentarios
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