Los universitarios somos "bichos raros"

En Salamanca circulaba la leyenda de que la facultad de bellas artes estaba al lado de la de psicología porque en el ranking de trastornados estas dos facultades estaban respectivamente en el segundo y primer puesto, aunque disputado con filosofía. La broma continuaba con otros rankings gamberros (y machistas), como el de la facultad de chicas más fáciles de ligar. De hecho, se decía que por muy mal que se te diera la noche, siempre te quedaba una fea de psicología. Y también que los psicólogos aprovechaban para hacer experimentos con los de bellas artes.

Bromas a parte, un reciente estudio publicado en la revista Nature, que tiene el curioso título: "La mayor parte de las personas no son bichos raros" (WEIRD, juego de palabras entre weird, bicho raro y el acrónimo WEIRD, Western, Educated, Industrialized, Rich, y Democratic. En este título se concluye que las observaciones salmantinas no estaban del todo desencaminadas, y que es probable que muchos estudios se encuentren sesgados debido a que utilizan a voluntarios universitarios como sujetos de estudio que luego se extrapolan indebidamente al resto de la sociedad.

Un buen comentario a este artículo se puede encontrar aquí.

Mi otra conjetura es si una psicología basada en este tipo de metodologías es realmente una ciencia.

Tararuses in mars

Aquí está uno de mis temas favoritos de Lali Puna: lefthanded. No la he elegido por azar: en estas dos semanas he descubierto varias cosas a cerca de mi sobrinito: Uno, es el primer zurdo en generaciones dentro de todo mi árbol genealógico. Una persona avezada en neurobiología como yo sabe que eso no es casual. Incluso percibiendo su especialísimo estilo cognitivo.

Sigo poniendo más ejemplos: su arrebatador y precocísimo sentido gramatical y espacial. Un nene de dos años se siente arrebatado por los documentales de la conquista de la luna. A los astronautas les llama "tararuses" (perfectísimamente pronunciado), no sé muy bien porqué. Sin embargo, cuando ve una película de Sci-Fi tipo battleship ópera, rápidamente espeta: "No gusta", y pide el cambio. Detesta la música clásica y sin embargo alucina con el Heavy-Metal y en especial, Bon Jovi.

No muestra ninguna duda sobre sus preferencias. Con dos años escasos ha incorporado todos los planetas del sistema solar en su vocabulario. A las cosas muy grandes las llama "enormes". Sencillamente se me sale de los esquemas.