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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


sábado, noviembre 28, 2009

Increible semana

Esta semana pasada he comprobado que mis medidas estan dando resultados. En la reunión periódica con mi amigo, el artista Fernando Terol repasé mi producción en la semana, y ha sido increíble. Soltar lastre y desbridar la herida ha sido doloroso, pero ha durado aceptablemente poco y el beneficio ha sido descomunal.

Todavía queda mucho por delante. Pero, como me dijo un gran sabio, soy un constructor. Es mi destino.

De modo que debo construir.

jueves, noviembre 26, 2009

No hibris



Acepto mi destino. Intentaré moverme dentro de él, aprovechar sus bondades. Aceptar lo que soy, por defecto y por elevación.

Cuidarme un poco.

No se si será buena o mala idea también lo de que te vengas a vivir conmigo, tati. Habrá que hablarlo y planearlo con cuidado.

Tal vez sea lo mejor.

En fin: acepto mi destino: Los dioses pueden descansar. Y dejarme en paz.

La peor idea de tu vida

Fue sin duda dejarte abrumar por el amontonamiento de letras y la pereza por leer y entender, porque no recuerdo haber escrito algo más sensato en toda mi vida. Y dado tu nivel, no hay justificación posible para tal negligencia.

Porque hay cosas que de ninguna manera tenemos la obligación de aguantar. Existen siempre otras vías antes que soportar humillaciones. Nos debemos un respeto a nosotros mismos.

Y es que cuando se trata de defender mi dignidad, soy un león. Y te hago un flaco favor dejando que puedas pasar por encima de esto. En todo debe existir un equilibrio. No consiento ni consentiré jamás ser condicionado ni dominado por nadie, en la misma medida que yo tampoco deseo la dominación sobre nadie.

Pero es difícil pasarse más de un año intentando por todas las formas posibles que otra persona comprenda que sólo quieres ser su amigo y nada más. Y que no haya manera humana de que lo acepte, ni de que se haga a la idea y actúe en consecuencia. Que transforme todo a su alrededor de manera paranoica como si se tratara de otra cosa. Y que eso te condicione todo, incluso la posibilidad de hacer grandes cosas.

Si, es cierto: el problema es cómo somos. El problema es el esnobismo, la teatralidad. Y también el problema es ser o no ser un idiota total y no darse cuenta del daño gratuito y absurdo que se hace, sólo para mantener el tono solemne del trago, y por tanto, sin provecho alguno para uno mismo. Y que no exista forma de contrarrestarlo. Que a la décima vez que te solicitan, que te esfuerzas, y no ves más que contradicción, justificación de esquemas muy primarios, bandazos mentales según la hora del día y falta de madurez, dices:

¡Basta! ¡Quiero ser libre y feliz! ¡Vete a la mierda!

El problema es cómo somos, sin atributos a priori, A la Ulrich. Y por ello, la peor idea de tu vida fue dejarte llevar, enviar aquel mensaje y perderte todo lo que te vas a perder por su culpa.

Pero ya es hora de que aprendas que somos mayorcitos, y nuestros actos tienen consecuencias de las que nos debemos responsabilizar. En este caso, la consecuencia es perderme.

Actualización: Leo y releo mi último mensaje. Me parece de una gran lucidez y dulzura. Me sorprendo incluso de momentos geniales. Me da mucha emoción. Y me llena de abatimiento. Lo dijiste a principio de año y se convirtió en una autoprofeciá: no has estado a la altura. Pero eso me deja con una tristeza inconsolable...