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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


viernes, diciembre 11, 2009

Freud Rosa



Ya hace tantos años que ni me acuerdo. Aquel viaje que hicimos Pachi y yo a Polonia. Aquellos atracones de Jazz Polaco. El jazz de Urbaniak, continuado ahora por este prodigioso quinteto. Vaya matarile que le he dado este año al pobre Pachi... Perdóname, cielo... Aunque fundamentalmente, creo que ha sido para bien, para su bien, digo. No hay más que verle.

Tengo ganas de llevar a Ascen y a su amiga a un concierto en Valladolid. Nos debemos un ratito. Pero la primera hora, nada más llegar, es para mi tati. Y mañana, departamento de cañas. Y la verdad es que no tengo ánimo. Y ayer, Mario y la "Paca", conversaciones estratosféricas, derivando desde la fotografía hasta cualquier cosa.

Los días pasan. Caen. Y estoy tan, tan triste...

Actualización:

No asistí al departamento de cañas. Tenía dos ofertas: uno, la fiesta de mis amigos Lolo y Katya. Estuve un ratito. Gran fiesta, chicos... me lo pasé muy bien. Pero luego me llamaron Karlos y Vicky y desde luego... Realmente fue un gran sábado. Jeje, cuando a veces han venido mis colegas de Palencia, han visto que en realidad, lo de monja del Opus es porque me apetece estar tranquilo.

miércoles, diciembre 09, 2009

volver a casa

Cuando regresé a Alicante después de estas vacaciones de verano, sabía que el regreso iba a ser duro y penoso. No tenía ninguna gana de volver. Me esperaban alguno de los peores momentos de mi vida.

Tuve ocasión de pedir el concurso de translados, el año anterior, pero no lo hice. Di una oportunidad a un nuevo estado de cosas. Y eso fue un error terrible. Me imagino que ahora estaría disfrutando de la Seminci, de los ciclos de cine, de los cafés con mi primo. Comiendo los domingos con mi familia, sacando a mis sobrinitos por el parque, comprándoles juguetes, malcriándolos y enseñándoles música y matemáticas.

Pienso que ahora estaría preparándome el temario de la cátedra en la biblioteca, saliendo a tomar algo cada par de horas, escuchando música. Cuando regresé, el apartamento deprimente pero a escasos metros de la universidad que alquilaba, estaba cerrado por orden judicial. Mi coche había sido destruído por unos vándalos. Y las minutas que pago para que una persona que ya no es persona viva mejor que yo, ascendieron a una locura. No podía salir. Me pasaba las tardes en wikipedia, aunque en esta ocasión no sabía exactamente qué hacer. Mi grupo, por otra parte, me estaba proponiendo cosas inaceptables.

Esto no fue lo peor, como le he dicho a Pachi. Ni siquiera lo más importante. Mi autoestima, que había estado muy fuerte durante años, iba a comenzar un proceso de desplome inaudito. Para ser justos, estoy absolutamente deprimido, lejísimos de mi familia, y entre unos y otros estoy convertido en un auténtico despojo. Yo quería aprovechar este año, pero a lo que se ve esto va a convertirse en un año de trámite en el que voy a ir disparado hacia los cuarenta con una sensación de fracaso terrible. Y sin ánimos ni perspectivas de que todo vaya a ser diferente.

No voy a olvidar tampoco a una persona que, aprovechando mi vulnerabilidad, me reclamó varias veces sólo para empeñarse en mantener un tono autoritario y humillarme una y otra vez. Sin venir a cuento y sin necesidad. Su impacto sobre mi ha sido demoledor. Creo que finalmente, esta persona ha resuelto sus problemas y yo, que ya tenía un montón, ahora estoy desbordado. Nunca lo olvidaré. Moraleja: jamás, jamás pienso bajar la guardia. Es triste, pero no queda otra.

Si tengo una posibilidad, maravillosa. Pero mi experiencia del pasado es que si inicio algo en este estado, fracasará y será más doloroso. Necesito terapia. Pero no la habitual. Necesito una que me limpie de todas las fobias que he acumulado.



Voy a irme a Palencia sólo a intentar mantener el ánimo. Lo veo muy crudo, lo más seguro es que pase las vacaciones deprimidísimo y poco comunicativo. Aun así, es mi casa.