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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


miércoles, julio 13, 2011

Cerrando



Forsi altro canterà con miglior plectio.

Supongo que no tengo nada más que decir. Bueno, si, que soy una persona sencilla y que me gusta mucho -y he provocado- la bajada de visitantes de este blog.

OTROSí Tris. Que estás exculpada. Y que si bien cometí el error de intentar retomar la vida donde tu y yo la dejamos, cometí esa falta de respeto... ¿Que otra cosa podría hacer? ¿Penitencia en Sierra Morena? Evidentemente, la hice, y para encontrarme, obviamente dejé un sendero de piornal.

Don Quijote ha terminado su gesta. Ha matado molinos, se ha enfrentado a desaforados gigantes, todos ellos en mi imaginación, más allá de la puerta de Tannhäuser y la Mancha. Y ya no hay más que contar en su bitácora.

Don Quijote ya no está... No le eches de menos. No le invoques. Sólo encontrarás en este blog órganos seccionados y charcos de líquido de embalsamar.

Mira un día de San Fermín amanecer desde el monte del otero. Mira todo aquel furibundo deseo. Mira que yo he sido el comienzo y el destino. Y en la mirada, diluído, estaré. En cada deseo no consumado y en cada propósito descabellado.

Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estraños reinos». Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere...


Fin del hombre que hablaba difícil.