Forsi altro canterà con miglior plectio.
Supongo que no tengo nada más que decir. Bueno, si, que soy una persona sencilla y que me gusta mucho -y he provocado- la bajada de visitantes de este blog.
OTROSí Tris. Que estás exculpada. Y que si bien cometí el error de intentar retomar la vida donde tu y yo la dejamos, cometí esa falta de respeto... ¿Que otra cosa podría hacer? ¿Penitencia en Sierra Morena? Evidentemente, la hice, y para encontrarme, obviamente dejé un sendero de piornal.
Don Quijote ha terminado su gesta. Ha matado molinos, se ha enfrentado a desaforados gigantes, todos ellos en mi imaginación, más allá de la puerta de Tannhäuser y la Mancha. Y ya no hay más que contar en su bitácora.
Don Quijote ya no está... No le eches de menos. No le invoques. Sólo encontrarás en este blog órganos seccionados y charcos de líquido de embalsamar.
Mira un día de San Fermín amanecer desde el monte del otero. Mira todo aquel furibundo deseo. Mira que yo he sido el comienzo y el destino. Y en la mirada, diluído, estaré. En cada deseo no consumado y en cada propósito descabellado.
Para mí sola nació don Quijote, y yo para él; él supo obrar y yo escribir; solos los dos somos para en uno, a despecho y pesar del escritor fingido y tordesillesco que se atrevió, o se ha de atrever, a escribir con pluma de avestruz grosera y mal deliñada las hazañas de mi valeroso caballero, porque no es carga de sus hombros ni asunto de su resfriado ingenio; a quien advertirás, si acaso llegas a conocerle, que deje reposar en la sepultura los cansados y ya podridos huesos de don Quijote, y no le quiera llevar, contra todos los fueros de la muerte, a Castilla la Vieja, haciéndole salir de la fuesa donde real y verdaderamente yace tendido de largo a largo, imposibilitado de hacer tercera jornada y salida nueva; que, para hacer burla de tantas como hicieron tantos andantes caballeros, bastan las dos que él hizo, tan a gusto y beneplácito de las gentes a cuya noticia llegaron, así en éstos como en los estraños reinos». Y con esto cumplirás con tu cristiana profesión, aconsejando bien a quien mal te quiere...
Fin del hombre que hablaba difícil.