.letrag { float:left; color: #fe6700; font-size:100px; font-family:none; line-height:80px; padding-top:1px; padding-right:5px; }

Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


lunes, febrero 16, 2009

Una promesa (Bon iver)



Después de crear el artículo de Bon Iver (un imprescindible del indie Folk), me inspiro en la vida de este soberano artista para pensar que lo que estoy viviendo simplemente será un buen invierno. Ya van para tres años que no se cómo he soportado. Aún queda un poco más, pero se hace eterno, insufrible. Y parece que todo quiera desplazarse con ese mismo nunca acabarse. Se me han acabado las sonrisas, los recursos. Esta vez puede ser que esté al final del camino porque lo noto con un intensísimo sufrimiento. Aun así, no quiero despojarme ni rendirme. Pero si parece como si todo invitara a vivir con dolor en las carnes todos los horrores que esto ha supuesto y darle así su verdadera dimensión. Lo soporté tanto tiempo a base de no mirar cara a cara a la situación. Eso se terminó...

Y luego están las ausencias de negociación, las desfachateces, y la inmensa canallada de un retraso fingido e innecesario cuando más necesitaba ser libre, cuando más energía e ilusión tenía. Y no las tengo todas conmigo de que no se vuelva a retrasar.

Prometo una cosa. Doy mi palabra: en cuanto me libere de esa maldita, enquistada, lacerante, opresora e injusta situación, cuando pueda sentarme sin que me represente en cada instante las barbaridades vividas, dejaré de escribir cosas personales en este blog. Lo dejaré como testimonio del último invierno de mi vida. Prometo también que nadie ni nada me volverá a arrebatar mi alegría. Nadie tiene ese derecho. Y prometo utilizar todas mis capacidades en perfecto equilibrio y armonía en la tarea de ser feliz y pleno. No volver a caer en el error de sacrificarme tanto por alguien a quien no quise nunca. Y no dejar que lo haga nadie que no me quiera.

Espero que a este blog le queden muy pocas entradas como esta. Aunque tal vez si que haga algunas más de Bon Iver.