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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


viernes, agosto 27, 2010

Lo proteico y la tentación de la locura


Este es el busto de Rodin ejecutado por la pobre Camille Claudel, siempre admirando a Rodin hasta el punto de copiar su estilo, hasta el punto de acabar en un psiquiátrico. Rodin nunca abandonaba a sus amantes. Es un ejemplo típico de subordinación patológica, de codependencia. Voy a ser extremadamente duro, pero es una dureza necesaria, una amputación. La alternativa es la necrosis. La cosa hiede tanto que hay que amputar, noto el cri-cri del Clostridium.

Ya te he comentado que odio el arte. En realidad no es así, lo que sucede que el mundo creativo me produce una inquietud semejante a cuarenta tazas de café. Está dentro de mi profundamente, lo aplico casi a cualquier área. Siento el desasosiego de esa deriva, y rápidamente prefiero la placidez de las ciencias, la resolución de problemas concretos, la memorización de datos.

Hace unos años hice una visita a la Aljafería de Zaragoza con alguien extremadamente competente en cuanto a la historiografía del arte. Una tercera persona me confesó más tarde que se sentía ignorante al lado nuestro. Me quedé muy afectado por aquello, porque me pareció que era justamente lo contrario a lo que el arte pretende. Decidí dar espacio a esa persona para que viviera el arte por su propio impulso y me negué a volcar todo lo que sabía. Estaba decidido a mostrar que el arte produce emociones no verbalizables, que el arte a veces es historicismo, a veces rebeldía, y que finalmente todo eso se puede mantener bajo control, es decir, que no podemos negarnos las emociones por el hecho de que nos da la sensación de descontrol. Y que domesticarlas, la metáfora del auriga, es un hecho artístico en si.

Imposible, tu.

Claudel sucumbió a eso. Y mientras, Rodin buscando lo proteico, los esclavos de Miguel Ángel que tanto de gustaban a Raúl. Claudel sucumbió a la tentación de la locura, se dejó seducir y no vió el esquema que subyace a todo. Se negó a si misma. Se dejó llevar por la deriva sin gobernar la nave en su gesta expedicionaria.

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