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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


miércoles, septiembre 15, 2010

Bill Evans, in memoriam



Hoy se cumplen 30 años desde la desaparición del pianista Bill Evans, considerado por muchos, entre los que me cuento, como el Beethoven del jazz. A pesar de su politoxicomanía. El prodigioso bajista que acompaña a Bill este video, formando parte de uno de sus exclusivísimos trios es Eddie Gómez. Si, la mala foto de wikipedia la hice yo. El tema del vídeo es su clásico "Autumn leaves".

Ayer, como acostumbro, me fui a tomar una cerveza (singular) antes de ir a dormir a un bar donde dan clases de danza latina. Por casualidad, como siempre, me encontré con una compañera. Es una mujer bellísima. Tal vez su mejor cualidad es que protesta de que apesar de su llamativo físico, quiere que le traten con normalidad, asunto en el que yo la he apoyado en todo momento. Un año trabajando juntos ha sido suficiente para darme cuenta de lo buena persona que es.

El caso por el que traigo esta anécdota aquí es porque, nuevamente por casualidad, me la encontré hace casi tres años en el aeropuerto de Pisa cuando regresaba del concierto de Eddie Gómez en el que hice la foto. Al año siguiente le asignaron mi instituto.

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No terminan aquí las coincidencias. En 1993, la banda de jazz US3 publica cantaloop. Tris compró el álbum sin dudarlo un instante, y alguien comentó que estaba producido por Bill Evans. Evidentemente, no podía ser. En el batiburrillo de comprobar cómo se había producido la confusión, llegamos a dos conclusiones: 1) En realidad, se referían a Eddie Jones, que no Eddie Gómez y 2)Sí, efectivamente, había influencias de Bill Evans, pero de segunda mano, puesto que éste había influído en Herbie Hancock.

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Mis recuerdos son mis recuerdos. Los manejo perfecta y seguramente y constituyen mi mayor patrimonio. Asegurarme de que no se pierden constituye un tributo a quienes han hecho de mi lo que soy y una garantía de que voy madurando y aprendiendo.

Soy libre. Es más, estoy "en barbecho", como pactamos hace dos noches mientras hacíamos el gamberro la de Uncastillo y yo, como quien se apoya con otro para dejar de fumar.

Y nadie me va a quitar mis recuerdos.

6 comentarios:

Igor21 dijo...

Bill Evans no está mal pero como pianista me gusta mil veces más Thelonius Monk. Bill Evans a ratos se va un poco a música de ascensor que es uno de los peligros del jazz (el otro es el ruido subnormal también llamado "free jazz").

El que si he encontrado buenísimo es el bajista que no conocía. Buscaré cosas suyas con Miles Davis siempre que sean de su primera (época antes que le diera por la percusión tipo mono epiléptico con ictus en el cerebelo).

A ti que te gusta la tristeza, Davis es un caso bien triste de alguien que buscando cambiar de estilo, destrozó su carrera, lleno su discografía de ruidos insoportables y alumbró toda una generación de plastas que durante los 70 hicieron odiar el jazz a todo el mundo.

Gustavocarra dijo...

Thelonius es Dios, con mayúsculas :)

Bill intentaba encontrar su complemento, y a ratos no le aguantaban. Muy saltarín él.

Pero Eddie es una gran, grandísima persona y muy humilde. Tuve la ocasión de estar con él personalmente. Y hacía con el bajo lo que le daba la maldita gana. Se iba con Pignataro porque eran amigos.

Créeme, ese concierto es lo mejor que he podido experimentar en mi vida. Lluvia torrencial incluída.

Al día siguiente, la torre de Pisa se quedó sola para mi.

Gustavocarra dijo...

Y efectivamente... Se fue con Miles. Pero de verdad, qué tio más alucinante era el Eddie.

Anónimo dijo...

"Y nadie me va a quitar mis recuerdos" Gustavo Carra.

Interesante frase, muy reveladora. ¿Acaso tienes miedo de que /alguien/ te quite "tus" recuerdos? ¿Por qué es necesaria una posición beligerante, una autopromesa, una frase final de determinación?

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La principal función de la memoria es... olvidar (sí, aunque suene paradójico). Parte de la felicidad y salud mental consiste en saber olvidar bien.

Los falsos recuerdos forman parte de todo ser humano (hay muchos experimentos y literatura al respecto), sólo se convierte en patológico por su intensidad en el caso del paranoico.

La exaltación de este mecanismo de la memoria es la cualidad sobresaliente de los delirantes paranoides, en combinación con procesos de razonamiento lógico.

Anónimo dijo...

Gustavo, queremos saber si lo del diff de Dodo es un falso recuerdo. (Que parece que va a ser que sí)

Anónimo dijo...

"Y nadie me va a quitar mis recuerdos". Gustavo Carra.

Nuestro sentido de identidad, de quiénes somos y qué hemos hecho, está vinculado con nuestros recuerdos, y puede ser inquietante que eso sea cuestionado.
Los recuerdos falsos también pueden ser traumáticos para cualquiera que esté involucrado, especialmente si no hay acuerdo en que el recuerdo sea falso.
Por lo tanto, en esos casos se hace imperativo no confiar solamente en la memoria, sino insistir en evidencia que pueda corroborar el hecho. Sin embargo, dicha evidencia, que puede apoyar o contradecir el recuerdo, puede no estar disponible o puede no ser definitiva.
Surgen complicaciones cuando un recuerdo involucra un trauma inflingido por otro. Si negar ese recuerdo incriminatorio es de interés para una tercera parte que probablemente esté involucrada, el recuerdo no puede desestimarse simplemente por la fuerza de dicha negación. Igualmente, el solo recuerdo no garantiza la acusación de la tercera parte, por ello la necesidad de evidencia.