Sigo encantado con Bon Iver. Me lo pongo una y otra vez mientras intento concentrarme. A pesar de mis promesas, continúo trabajando en vacaciones. El primer día de contacto con Palencia pude desconectar. Pero el segundo, tras el perceptivo encuentro con carmiña, que me conoce tanto que ya percibía mi desplome nocturno, se me vino todo encima. Acabé con un "esto no es lo que parece", porque a pesar de no probar una gota de alcohol, me encontraba derrumbado sobre una barra con el Mat, con una "sin" en la mano. Ayer estuve a punto de cometer el peor pecado de mi religión particular: fallarle a un amigo. Me soltó una chapa monumental, seguramente con la mejor intención, que es animarme. Yo estuve sarcástico, duro... No me daba cuenta que en realidad esperaba de mi un intercambio de apoyos. A rastras, me recuperé, y acabamos con una sonrisa de verdadera complicidad, tanto que Jeza, que estaba rondando, se enterneció. Yo le advertí a Jeza que estaba espeso, que no podía darle una buena conversación, pero consiguió remontarme hasta las cuatro hablando de enología y de la crisis -creo que lo uno es lo mejor para combatir lo otro.
Marieta, sabes lo mucho que nos queremos. Claro que si, este blog está a punto de terminar. Fin de la aventura. La aventura de la defensa de la libertad en tiempos muy difíciles.
domingo, abril 05, 2009
Quiero a mi mamá
Publicado por Gustavocarra en 8:09 p. m.
Etiquetas: Defendiendo la libertad
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