Supongo que dentro de muy pocos días se anunciará aquello por lo que he luchado tanto tiempo.
Debería sentir orgullo por el éxito, pero extrañamente nada de eso sucede. Echo la mirada atrás y me pregunto si ha valido la pena partirme tanto el alma, si ha valido la pena un estrés que me ha llevado a enfermar. Si me compensa el haberme perdido tantas cosas, de llevarme tantas decepciones...
Antes bien, siento una suerte de asco propio y de derrota. Cuando reciba la noticia, simplemente sentiré que ha llegado el momento de descansar.
Comprendo a aquellos que defienden su pequeño territorio contra las gestas aventureras. En la aventura sólo hay soledad e injusticia. Injusticia que haces y que recibes. Y siempre en nombre de una causa justa.
Tengo el principio ético de nunca sacar un bien de un mal. Y creo que lo he violado una y otra vez, si bien la mayor parte de las veces inadvertidamente.
Cuando anuncien mi éxito, ya no me cundirá. Sólo espero de la suerte que me envíen a un monasterio cisterciense de la montaña palentina a acabar mi vida profesional con tranquilidad.
jueves, noviembre 18, 2010
Asco propio
Publicado por Gustavocarra en 8:44 a. m.
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