Milonga del Angel, de Astor Piazolla
Mi pobre nonino vino a verme los tres últimos días de navidad. A darme los Reyes. Este verano se le notaba abatido y deprimido. Nunca ha sido muy hablador, pero en el verano se notaba la tristeza en su cara. Con noventa y cuatro años tuvo unos pocos picos de hipertensión y pensó en la inminencia de su último momento. Desde luego, todos pensamos en que cada momento que pasamos con él, es precioso.
Mi nonino es una persona que se hace querer. Por ello, cuando estas navidades se sentó a mi lado y comenzó a hablar con un desparpajo que no le veía hacía años, viví un momento de intensa alegría. Guiado por mi padre, aprovechó para hacer un repaso a su vida.
Mi bisabuelo Mariano fue una persona muy especial. En el rostro, padre e hijo eran muy parecidos. Mariano era una especie de mosaico de tradición e innovación de lo más aberrante. Para comenzar, mi abuelo me comentó que ninguno de los vecinos de mi pueblo fue fusilado por ningún bando en la Guerra Civil, y que se protegió a los del bando contrario, aunque si hubo caídos: Concretamente, el mejor amigo de mi abuelo cayó en combate un día después de encontrarse con él por casualidad.
Mi bisabuelo era protector de las artes dramáticas, culto y leído, y heredó un ejemplar original del Quijote de mi aún más rico tatarabuelo, también llamado Mariano. Promovió el teatro y defendió la libertad de expresión. Mi bisabuelo era lo suficientemente rico como para tirar trozos de bacalao rebozado a sus perros en la posguerra. Tenía sus rebaños, tierras, viñedo, casona y palomar. El cura del pueblo, según han visto estos ojos, anotó al lado de Mariano Quijano la observación "rico soberbio". Mi bisabuelo arrebató de las manos de un marido maltratador a su hija y la llevó consigo en una época en la que el matrimonio era sacrosanto y la violencia machista se silenciaba. Tengo indicios más que suficientes para pensar que mi bisabuelo fue al menos iniciado en la francmasonería, por las visitas que recibía y las formas en las que se llevaban a cabo esas visitas.
Y sin embargo, mi bisabuelo fue un clasista y un pésimo padre para mi abuelo. Lo convirtió en un empleado a bajo sueldo, tal vez porque no le agradaba la timidez de mi abuelo, le condujo al extrañamiento. Se convirtió en un subempleado de su propio padre.
Y sin embargo, encontró la felicidad
Sin embargo, mi abuelo fue y es una persona inteligente, capaz y se las ha arreglado para ser feliz y encontrar y defender a la mujer que amaba. Así como mi amor por la zoología la he heredado directamente de mi padre, mi abuelo era un botánico por naturaleza. Comprobé como conoce cada rincón del territorio. Cada mínimo promontorio tenía una historia.
Mi abuelo, al no recibir instrucción por que su padre le consideraba incapaz, se impregnó del acento y de los tonos ancestrales de la tierra. Sólo yo entre toda la familia soy capaz de detectar sus leonesismos. Sólo yo, con diez años, comenzé la recopilación de esa pastorela en cuartetas que resultó ser una adaptación de una obra local perdida en en siglo de oro. Mi abuelo y yo estamos unidos por el inmenso placer que nos da cantar. Nonino, canta conmigo:
Alerta, alerta, pastores
alerta, alerta al momento.
Nonino me sorprendió cuando hice el catálogo de botánica de la zona. Poco sabía de animales, apenas le interesaban, pero sabía cada nombre vulgar de cada hierbajo: Gatuña, lonceja. Sé más detalles, incluso íntimos de mi abuelo que espero tardar mucho tiempo en revelar. Pero sé que era un hombre que disfrutaba del campo, los paisajes y la soledad, y cuando regresaba a casa, tenía a su lado la mujer a la que deseaba. Mi abuelo sentía un profundo y enorme deseo por mi abuela, y disfrutaba de cada uno de sus gestos, de su caracter resuelto... Nunca sintió culpabilidad por ello. Pero cuando mi abuela, una persona dulcísima, desprendida y entrañable se fue...
Mira, Tris, me acuerdo de aquel día porque estuve contigo... :_(
Cuando mi abuela se fue, mi abuelo se reencontró con su vieja novia, la soledad y la libertad. Ni hijos, ni nietos, ni nada... Simplemente, pasear, mirar al horizonte, reconocer a su amiga azotacristos y a su amiga lonceja. Por ello, en lugar del sepelio, yo busqué a la abuela en la chopa, en el arroyo y la encinona. Y nadie me comprendió. Y todo el mundo dijo que estuve muy raro.
Tris, aquel día marcó el declive entre nosotros, y no sé muy bien porqué. Bueno, tengo una hipótesis. Mi abuela y mi madre se parecen a ti. Quiero ser el compañero amable y distante que puedo ser yo a lo largo del día. Y quiero el ardoroso deseo cuando regreso para acordarme de ti cuando me alejo. Quiero que no te importe mi timidez siempre y cuando digas de mi, como siempre nos hemos dicho, que soy un buen hombre. Como decía mi abuela de mi abuelo.
Supongo que eso es la felicidad. Y supongo que un pésimo padre como fue mi bisabuelo, no pudo arrancar la felicidad de mi abuelo. Y por ello, le envidio.
Durame mucho, nonino, por favor. Durame mucho.
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