Mildred, tal vez me contactes por mi blog. Tal vez vuelvas a llamarme. Tengo muchas cosas que contarte, amiga mía. Tras tu llamada de anoche, deduzco que has sobrevivido al terremoto, y también que, como médica, tienes duras jornadas por delante. Perdona que se cortara mi teléfono. Es una maldita castaña y lo acabo de sustituir por otro que me regaló Tris estas navidades. Uno sencillo, práctico y fiable. Ah, ¿que no sabes quien es Tris?
Pues te tengo que decir que no, ya no estoy con tu amiga. Bueno, si y no: estoy hasta donde puedo estar. Cuando tu amiga te fue a ver a la República Dominicana, aunque el viaje estaba contratado, no fui con ella. Si te digo que ese viaje era demasiado peligroso, puede ser que alucines, y probablemente puede ser que no. Es increíble, pero Pipita siempre me dijo de ti que eras una persona extremadamente equilibrada y a prueba de estrés. Me lo creo y me hubiera encantado conocerte. Pero desde luego, ese no es el caso de pipita, y tu lo sabes.
Pipita es la mujer más dulce del mundo. Es condenadamente inteligente. Déjame llorar un minuto recordando cómo he asistido personalmente a ver cómo salva vidas. Cómo casi pega a unos padres ante una evidencia de meningitis, cómo detectó un edema pulmonar... Mi pipita... Querida Mildred, mi vida estaba poblada de dulzura y yo era una persona segura y protectora para ella.
Me encantaba discutir de cada pequeña celulita. Ella sabía de tinciones y yo de bioquímica. Ella de síntomas y yo de mecanismos. Pero todo eso se ha acabado. Pipita ha entrado en barrena, en la oscuridad más terrible. Pipita ya no existe como persona. Pipita es una sombra. Pipita es una enferma mental muy profunda y con pésimo pronóstico.
Mildred, estamos en una época de sombras y conmociones. Hace unos meses, la hermana de mi mejor amigo y a su vez una de mis mejores amigas, me dio un abrazo. Noté que percibía que necesitaba decirme algo, prevenirme, protejerme. Mi amiga es una brujita. De hecho, es la mayor experta en tratados de magia que conozco, y tuvo los redaños de hacer su tesis doctoral en latín. Esa brujita me presentó personalmente a Mario Benedetti.
De hecho, es tan bruja, que predijo el terremoto y me dijo:
"Terremotos", me dijo. "A veces es necesario que haya un terremoto para poderte construir de nuevo".
Pues... Lamento que todo sean malas noticias. Pero lo que me dijo La Maga no pudo ser más cierto y premonitorio. Y la forma en que me estoy construyendo de nuevo se llama Tris.
Porque tengo derecho. Y nadie, nadie, nadie, maldita sea, me va a impedir que me construya de nuevo.
Espero que lo entiendas, Mildred. Es más: estoy seguro de que entiendes qué es la esperanza, y ... por ello, estoy seguro de que lo entiendes.
Por la esperanza, Mildred. Por la esperanza :_(
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