Pablo porras lo detectó muy bien: yo estaba en crisis. Icluso se evidenciaba con algunos desequilibrios de los que era bien consciente. Lo aceptaba, porque sabía que tras ello estaba la respuesta a una larga búsqueda.
Sé que desde fuera no se comprende, que mucha gente no me ha entendido, pero yo sólo me entiendo. Alguien observó no hace demasiado de mi, mientras comíamos una porción de pizza, que tal vez lo que sucedía es que si juntamos amplitud de campos y una gran memoria, lo que sucede es que veo un mayor número de lazos y relacciones entre las cosas. Es cierto, lo veo y lo hago a gran velocidad. En realidad mi experiencia es parecida a encontrar a Wally nada más abrir la página. No hay un lapso de tiempo: lo veo, y luego me doy cuenta de porqué. Esto genera un problema de comunicación: explicarme no es sencillo, puesto que la mayoría de la gente no tiene este tipo de experiencia cognitiva.
Tanto mi edad, como mi ausencia de antecedentes, pero especialmente mi constitución bioquímica me van a proteger de una determinada afección. Sin embargo, desde hace tiempo medito en el porqué de su extraño perfil genético, y conjeturo con que confiere algunas ventajas a los familiares no afectados que compensa mucho los riesgos.
Pero más allá de eso está su textura cognitiva y la personalidad que emana de ella. Es increíble. He tenido o me interesado por dos tipos de pareja: las que tenían una gran afectividad, pero me inhibían completamente la libido, y los que tenían una aparente anhedonia, y despertaban ferozmente mi libido. Y ahora sé que esa anhedonia, esa aparente frialdad que se les atribuía es en realidad aparente, pues existen estudios científicos que lo demuestran.
Hay una cosa más. En aquellas personas en las que existe susceptibilidad, y por tanto riesgo de aparición, siempre parece como si fuera en realidad a aparecer de un momento a otro. Hay, por una parte, una conciencia de inminencia, y por otra parte un exceso de vigilancia sobre el riesgo.
No puedo evitar sentirme perdidamente atraído por este perfil, aunque estoy superando este complejo de Casandra. Pero explicarlo es una forma de explicarme. Hoy he quedado con una persona afectada, y como siempre, me llevo de maravilla. Y es todo un placer para mi :)
5 comentarios:
Siempre litio, nada de electroshocks que está muy pasado de moda y se gasta mucha corriente.
Por cierto que en español-RAE-Fetén, no se llaman cerdos de Guinea sino conejos de Indias aunque a los pobres de la foto bien poco les importará como los llames.
Hay, el carbonato de litio... frío, frío. No es BD, aunque genéticamente está muy relacionado. Es un fallo de dominancia hemisférica. Ya está corregido lo de Guinea pig, no me acordaba. Y si, sacarle el hipocampo a un bicho, aunque es una intervención a la que se puede sobrevivir produce... mmmm ¿cómo se llama? Vaya, no me acuerdo...
En realidad podría considerarse una afasia del lóbulo temporal.
Pues me arrepiento de haber lo dicho porque ahora creo que es "Guinea pigs" pronunciado "cerdos guineanos". "Conejos de Indias" es un localismo peninsular racista ya que al final no eran las Indias sino un nuevo continente y después de tantos siglos seguirse empedinando con lo de las Indias no hay derecho.
Sea como sea, este bicho, por lo demás muy similar a una rata, está condenado a llevar un nombre referente a nuestra ominosa historia colonial unido al de un animal al que no se parece ni por asomo.
Como alternativa, propongo llevar esta tendencia tan lejos como sea posible y llamarle en lo sucesivo "costrollo rifeño".
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