Ayer te vi por primera vez. Me habían sugerido un montón de cosas, pero creí que se trataba de una broma. No podía dar crédito... Gran forma de terminar el año, pardiez. Voy a mandar este año a la porra: esto de verte el día del aniversario de mi boda es una cruel jugarreta del destino.
Dios mío, qué hermosísima que eres. Aún sigo sin aliento. Ves: por eso lucho por conseguir el secreto de la eterna juventud. Ufff, maldita sea, como me dijeron al verte, estoy en shock y aún lo estoy. Ha valido la pena contar millones de moscas.
Por otra parte, anoche me acordé de mi pobre pipita. Con sinre recordé los momentos en que aún estabas bien. Sueño con que tome mi mano y la extraiga del abismo y la oscuridad donde mora, pero francamente es imposible y, como los condenados de Dante, Qui si convien lasciare ogne sospetto. Está bien reconocer que estoy triste y que me afecta. Sinre, estuvo bien el vinito, estuvo muy bien. Me -nos- consolamos mucho, y eso es el comienzo de una nueva alegría.
Cuenta conmigo, sinre. Eres entrañable. Adiós, hasta nunca miserable 2009.
jueves, diciembre 31, 2009
Atracción fatal
Publicado por Gustavocarra en 2:21 p. m.
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2 comentarios:
Vos también sos entrañable, caballero de la triste figura.
Mi beso como regalo de reyes.
Gracias, sinre... recién vi tu comentario. Tu regalo me colma, aparte de por sus cualidades intrínsecas, porque el otro lamentablemente ha sido un equipamiento de rugby... Debe ser para que me abra paso a embestidas en la vida, jeje.
Otro besito, mi dulce.:)
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