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Cinco años de Don Quijote

Este blog, como su nombre indica, es el registro de un periplo personal, una bitácora.

Hace cinco años comencé una etapa diferente en mi vida, y me planteé llevar un registro. Precisamente porque se trata de un camino, todas las opiniones que vierto son provisionales, un intento de comprender y recapitular. También es un experimento literario. Algunas de las personas a las que me refiero son reales. Otras son en realidad una mezcla de referentes, de varias personas distintas que me permiten crear un arquetipo con el que dialogar. Es un poco como Pirandello y Unamuno.

Con ese velo puedo reconstruir mis momentos emocionales, aquello que me ha inspirado y preocupado durante estos cinco años y ponerlos en perspectiva. Creo que ha sido una experiencia muy bella, y la dejo aquí para disfrute de todos.

Hasta siempre.


jueves, octubre 30, 2008

El ángel caído (fin de trilogía)

Weve come to bring you home
Havent we, Cassiel?

To cast aside your loss and all of your sadness
And shuffle off that mortal coil and mortal madness
For were here to pick you up and bring you home
Arent we, Cassiel?

Its a place where you did not belong
Where time itself was mad and far too strong
Where life leapt up laughing and hit you hear on and hurt you
Didnt it hurt you, Cassiel?


Nick Cave en Tan lejos, tan cerca.



He tenido una vida realmente extraña, fuera de lo normal. Más allá de que, como Oscar Wilde he vivido siempre por encima de mis posibilidades. Correspondencias en situaciones y personas más allá de lo probable, retornos imposibles. Buscar un significado a todo eso, elaborarlo, es la principal tarea a la que me he dedicado durante estos 38 años. Los que me conocen bien, alucinan.

Vi por primera vez "Tan lejos, tan cerca" en Argentina. El caso es que, finalmente he comprendido que intentar repetir aquellas experiencias que nos hicieron felices, abstraer el paso del tiempo desde entonces, es ignorar que lo que las hizo únicas fue la ventana que nos abrían. Y por ello surge una incómoda distancia, la apremiante sensación de que se carece de autenticidad.

Y sólo se conecta con la paleta de grises de Wenders y su cercana distancia, en la que nada duele ni afecta, y tampoco sientes la necesidad de influir en los demás y te sumerges en una líquida compasión por todos. Así es como me siento. A eso es a lo que yo llamo convertirse en un Ángel.

En la película, que ya considero el leitmotif de mi vida por tantos detalles coincidentes, los ángeles tenían la facultad de retornar a ser humanos mediante la caída. Así, Damiel cayó por amor, y Cassiel por salvar a una niña. El efecto de la caída en Damiel fue entregarse al frenesí de la vida, mientras que Cassiel decidió una vida de contemplación y serenidad. En el retorno a la condición humana, los antiguos ángeles conservaban la facultad de verlos y hablar con ellos. Cassiel siempre volvería para oir su canto al amanecer.

Como última y extraña casualidad, todo sucede en Berlin. Pero esta vez no es a tí a quien hablo, amadísimo ángel victorioso. Esta vez no, porque tu sólo fuiste parte del comienzo. Hablo de alguien que está elaborando también su experiencia y que piensa que puede aprender mucho de mi. Y le digo: sí, claro, fíjate como lo hago. Fíjate cómo se reúnen los pedazos y toman forma: ahora, busca tu propio camino, y tal vez -no, estoy seguro- nos encontraremos en un coro al amanecer.

Y si me preguntas: ¿Caería por ti? ¿Soportaría el dolor, el tiempo y la incertidumbre desde el comienzo? ¿Así, por las buenas?

Sabes la respuesta.

Bueno... tal vez por salvar a una niña, una niña interior. Pero también sabes que se vive bien así. Ángel de la roca, las alas pesan cuando no remontas vuelo. Pero a veces, fuerzo el cuello para sentir su tacto por debajo de mi barbilla. Nos vemos en el coro de mañana, al amanecer.

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