Sin duda es lo mejor que me puede pasar. Creo que lo he propiciado con mis últimos movimientos. Como no me atrevía a romper a la cara, al final siempre me las arreglo de otro modo. Pero es, sin duda lo mejor, de modo que si me rescatan, lo lamentaría.
Estoy a punto, muy a punto de romper con algunas personas con las que he trabajado codo con codo durante, creo que casi exactamente, un año. Todo empezó gracias a un tremendo favor que yo les hice, partamos de ahí. Y es que hasta ahora, ni remotamente me han pagado. Seguramente que no tenían conqué. Y desde luego, el pago estaba explícitamente en el trato.
Sólo celebro que mi objetivo primario, la venganza de la afrenta que se hizo a una extraordinaria persona, amiga y compañera mía, ha sido exacta y puntualmente ejecutada. Ahora bien, todo ha corrido a mi exclusivo cargo. Ellos no han intervenido en nada.
Me he enemistado cuatro veces. Tres de mis enemigos, personas muy poderosas, eran merecidamente mis enemigos y han sido borrados y aniquilados en lo profesional. Soy un enemigo implacable y temible. La cuarta persona que es enemiga mía, lo es por necesidad de supervivencia, y en esta enemistad me estoy muriendo de pena. Pero hasta ahora le voy dando sopas con honda. Debió buscar otra alternativa que obligarme a enemistarme con ella. Pero cada punto que gano, es una puñalada para mi. Ganar en esto, es perder.
En fin, cumplieron su papel. Pero creo, estoy a punto, pienso, que es la hora de recoger los bártulos y marcharme a otro sitio. Lo llevo diciendo demasiado. Sólo tengo que reunir el valor suficiente y esperar que la ruptura no sea demasiado traumática.
¡Joder!
Odio la inconsistencia, la incoherencia y la irracionalidad. Y no veo más que eso a mi maldito alrededor. Algunos de mis alumnos me hacen "luz de gas" diciéndome ¡no he hecho nada! cuando es evidente que se han pasado.
No lo tolero. No tolero que me hagan luz de gas. Pero por ahora, no tienen el perfil de enemigos: para ello, han de ser muy poderosos. Con poder institucional real, me refiero. Ahora, que como lleguen a un sillón, me van a probar. Y soy lo peor. Cien de cien. Por ahora, soy infalible: donde pongo el ojo, pongo el infierno.
¡No se puede ser tan vomitivamente patético, joder! ¡Y encima, exigir! ¡No hay más que desvergüenza! Hasta aquí hemos llegado, no me van a consumir un minuto más de mi vida...
miércoles, noviembre 04, 2009
Romper
Publicado por Gustavocarra en 8:51 p. m.
Etiquetas: enemigos íntimos
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