Mein Engel, mein alles, mein Ich. - nur einige Worte heute, und zwar mit Bleystift erst bis morgen ist meine Wohnung sicher bestimt, welcher Nichtswürdige Zeitverderb in d.g . - warum dieser tiefe Gram, wo die Nothwendigkeit spricht -
Kann unsre Liebe anders bestehn als durch Aufopferungen, durch nicht alles verlangen, kannst du es ändern, daß du nicht ganz mein, ich nicht ganz dein bin - Ach Gott blick in die schöne Natur und beruhige dein Gemüth über das müßende - die Liebe fordert alles und gantz mit recht, so ist es mir mit dir, dir mit mir - nur vergißt du so leicht, daß ich für mich und für dich leben muß, wären wir gantz vereinigt, du würdest dieses schmerzliche eben so wenig als ich empfinden
Ludwig van Beethoven, Carta escrita en la mañana del 6-7 de julio, probablemente de 1812.
Barajando varias opciones para ilustrar este título, al final me he decido por las escenas de Immortal Beloved con música de Evanescence. Es un homenaje a la inmensa fuerza, el coraje, el equilibrio y el saber volar en el sitio de mi prima. También es un homenaje a una familia céltica, con profundas raíces en la tierra a la que tengo el inmenso privilegio de pertenecer. Y llevando el hilo de lo que aquí nos ocupa, la evanescencia (la insoportable levedad) se hace más llevadera sabiendo que algún día me cubrirá esa tierra, apilado hueso con hueso con aquellos que la dieron forma antes que Yo. Tal vez con una ramita de esos manzanos centenarios que aún tenemos escriturados con servidumbre de paso. Así es hermoso. Así, si.
Pero no oculto que persigo la inmortalidad. Sería un desperdicio y una estupidez no hacerlo. Aventurar la vida por menos es no tener ni idea de lo que vale. Mi tesis sobre el envejecimiento, la posibilidad de ser más que humanos, desafiar a Dios, alzarnos en una torre de lenguas y conocimientos hasta hacerle pagar tanto y tanto sufrimiento. Vengar a Prometeo.
No encuentro otra forma de elevación, de empequeñecer nuestras cuitas cotidianas animales, que una vida dedicada a la encarnación de la hybris. Tal vez por eso tenga tan poco tiempo. Pero tengo los genes de una familia celta en la que Carlomagno confió. Y poco más.
2 comentarios:
quizás esté equivocada, pues mi alemán se ha oxidado con el tiempo, pero me parece percibir algun error tipográfico u ortográfico. compruebalo, por favor, para comprender la entrada en su plenitud semántica. De momento, y a medias traducida, es realmente emocionante, llega al corazón su anhelo y desesperación.
No, que va, no es un error :) es una reproducción exacta de la carta original de Beethoven. La verdad es que hay contenido elidido, por eso hay cosas que no se entienden. El caso es que para las mentes perspicaces, esto es un "vidas paralelas" de Plauto. La conducta humana presenta constancias sorprendentes, y al mismo tiempo dolorosas. Y digo dolorosas porque uno siente impotencia ante la escasez de miras de la crítica, que siempre se busca subterfugios para no ver lo evidente. En el caso de Beethoven y Dante, está totalmente claro. Es otro asunto muy distinto el de no tener valor para reconocerse. En el seminario yo ofrecía una escusa que ya conoces. La verdad, es que con el tiempo ha dejado de ser una escusa para convertirse en el lema de mi vida: "Padre, Yo todo lo sublimo". Menos mal que alguna Boadicea por ahí me comprende perfectamente...
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