Estoy dedicándome un poco al mundo del arte local estos días. Para empezar, he quedado para comer unos caracoles con el presidente de la Fundación Frotela. Y además, he visitado una curiosa y original exposición fotográfica sobre la Semana Santa en el Bar Bugatti que indaga sobre aspectos antropológicos de las procesiones. En especial, me ha llamado la atención el tratamiento que hacen algunas piezas del dramatismo del barroco, utilizando ángulos y posiciones en el edificio en las que parece que resuena aún más la teatralidad de las imágenes que forman parte de los pasos.
Una de las fotografías, la que reproduzco en este post, parece que da en el clavo: la emoción y el fervor que suscitan las procesiones se debe a que son sombras y reflejos de nosotros mismos, una suerte de vía fantasmal que da acceso a elementos inconscientes que nos identifican con el colectivo.
En este sentido, las procesiones siempre me han parecido que tienen mucho de militar, de demostración de fuerza y de afirmación de lo propio.
sábado, abril 23, 2011
Normalización 2: Sombras y reflejos
Publicado por Gustavocarra en 7:28 p. m.
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