Tal vez vislumbrando su último vuelo, creando indecibles y sedosos rumores, arañando los trazos ásperos de un rostro demolido por una herida añeja y numerosos abusos de sustancias, nos muestra aquí Chet Baker cuán elegantemente uno puede llegar a deprimirse. Cómo es preciso ceder algún instante para abrir las puertas a ese sentimiento dolceamaro: retornar a la rutina, encontrar sentido a todo esto, en fin, bajar la luz y amagarse en una delicada insinuación más allá del alcance de los fríos días por llegar.
Sin saber exactamente porqué, en las vacaciones me han hablado de colaborar en tres proyectos artísticos distintos, que pasean por el cine, la fotografía y la pintura. Y aunque no sé de donde sacaría tiempo, así como declaración de intenciones, me gustaría unirlos. Ya en el pasado, Melancolía I me hizo pensar en el arte como isonomía del gozo, y tal vez desarrolle esta idea en los siguientes posts. No más letras: un cigarrillo para Chet, su débil voz, y para el que ponga atención al video, sus lágrimas conmovedoras.
miércoles, enero 07, 2009
Shifting down
Publicado por Gustavocarra en 4:06 p. m.
Etiquetas: Nieves de primavera
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario