Una durísima película de Raphäel Nadjari, estrenada este año en España. Tehilim significa "salmos". Me recuerda el versículo 3 del salmo 19, que frecuentemente está fatalmente traducido, y que realmente dice: "sin habla, ni palabras, ningún sonido parte de Él".
Permitidme que me reserve el comentario. Si en algún momento muestro un sarcasmo, una ironía, sabed que tengo siempre presente que ciertas circunstancias exigen de una inquebrantable responsabilidad, no menos inquebrantable que la sonrisa. Hay momentos en que se debe declinar el poder, y dejarlo en manos de otros. ¡Qué difícil es buscar la humildad y comprender que te han dado infinitamente más de lo que has recibido! Y aceptarlo sin rubor, en la desesperación de saber que hay deudas insalvables, y que no se comprende su valor. Decir gracias resulta insuficiente cuando lo adeudado es la resurrección. Por ello, no hay lenguaje, ni palabras. Sólo tesoros ocultos, frágiles y modestos que redimen todo. Y aún no comprendo cómo pueden soportarlo. Cómo pueden soportarnos.
martes, diciembre 09, 2008
Tehilim
Publicado por Gustavocarra en 12:14 a. m.
Etiquetas: Canto a la infinita bondad
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